Considero
que hay que decir lo que hay que decir. Nada de quedarse callados. Entiendo –porque
no soy tonta- que hay un momento y un modo. No se puede decir algunas verdades
así como así.
Pero
lo cierto es que muchas veces, la boca nos traiciona. O el cuerpo. ¿No sienten que hay veces que el corazón les palpita en todo el cuerpo? Esa
necesidad de decir, de sacar afuera eso que les lleva tanto tiempo quemando las
venas.
Lo
más –retorcidamente- gracioso es que la mente nos dice no. Y no es que no la
escuchamos, no. Directamente apartamos esa vocecita molesta y nos salimos con
la nuestra.
¿El
horror?
No. Tanto
no. No veamos el vaso medio vacío. Muchas veces esos impulsos nos traen cosas
buenas. Demasiado. Después nos reímos del autosufrimiento en el que nos
obligamos a estar y con la sonrisa de suficiencia en la cara nos vamos a dormir
imbuidos en la felicidad.
Pero
hay veces que solo queremos que la tierra nos trague y dar vuelta el reloj de
arena. Que todo vuelva al mismo orden que estaba antes. Bueno, hoy no es
totalmente uno de esos días… Pero se acerca.
Lo
única diferencia es que yo soy dura y difícil de roer. Ya me caí y ya me
levante muchas veces. Calculo que eso hace que en vez de lo que en otro tiempo
fuera un golpe certero, hoy me cause una extraña añoranza de ese sentimiento que
llamaba tristeza.
Todavía
siento, y creo que en demasía. El tema es que hay cosas que prefiero dejar de
lado y concentrarme en las cosas buenas. Después de todo, no quiero repetir
historias.
Pero
si, hay veces que me pregunto que hubiese pasado si… Obviamente me detengo ahí.
Ya estoy grande para estar contemplando posibilidades que seguramente en otros
mundos se convirtieron en realidades. Así que en parte, sonrió por mis otros yo
y les deseo lo mejor, después de todo, por algo tome otras decisiones.
XXX
Nova
Moebius
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