viernes, abril 1

Fin del viaje.

Constantemente estamos repasando las elecciones que hicimos. Pero por lo general, las reflexiones suelen profundizarse a medida que nos acercamos al nudo del conflicto. Ya sea por un problema al que le buscamos solución o a la resolución que ya tenemos elegida pero que nos cuesta llevar de la idealización mental a la acción. O tal vez solo porque nos acercamos al final de una de nuestras muchas etapas en el camino de nuestra vida. Y si, en ese momento es donde estoy yo. En ese instante donde si bien ya tengo tomada una decisión todavía parece irreal, porque como siempre, hasta no dar la estocada final, uno no puede decir: fin del juego.
Por eso hoy es el último trecho que camino junto a personas que aprendí a conocer y en algunos casos a querer. Y si, la senda sigue, así sea ascendiendo o curvándose, pero siempre sigue. Pero ya no hay un sendero para mí y es porque elijo no seguir ahí. Porque quiero algo más, y aunque peque de arrogante, algo mejor. Así que por un tiempo, escojo el transitar una vía de total incertidumbre y porque no, abrirme a la aventura por venir.
Fue un camino duro donde aprendí que nunca es tarde para caerse o perder el rumbo. Pero no puedo verlo como algo malo (aunque costo notarlo). Porque todo ese tiempo estuve aprendiendo y creciendo y si, algunos días dolieron. Y mucho. Porque las lecciones que aprendemos nunca aparecen como lo pensamos y nunca pasa tal cual lo planeamos.
Una despedida por todo lo bueno, reflejado en esas personas que me alegro de haber conocido; y por todo lo malo, pero del que siempre algo nuevo se puede aprender. ¿Ser concreta? Jamás podría sintetizar todo lo que paso por mi cabeza durante estos dos años y meses.
Cada lugar al que llegamos es un pequeño mundo, aprendemos a desenvolvernos y terminamos evolucionando o mutando, sólo para poder llegar a otro mundo en miniatura. Y es porque cada persona tiene anhelos y es por eso que buscamos algo más. Y a eso es a donde estoy yendo.

XXX

Nova Moebius.