sábado, septiembre 30

Un momento de reflexión...



Si pudiera dejar de correr, si tan sólo no doliera tanto el estar viva.
Realmente, no se que duele más. El dolor por el dolor mismo o la impotencia de saber lo impotente que soy.
Es increible que mientras en un aspecto de nuestra vida todo esta cada vez mejor, en el otro lado, las cosas parecen desplomarse... como los castillos de cartas cuando una suave brisa impacta de lleno.
Estoy cansada de todo. Del día a día en esta rutina enmarañada que no tiene fin.
En la inconstante personalidad de las personas que me rodean. Y por sobre todo, estoy harta de mi.
Es por esa razón que para tratar de entenderme, de encontrarme, de saber quien soy en realidad, que me baje del mundo. Pero como ciega en un laberinto oscuro no me di cuenta de que el mundo iba a serguir girando sin mi... Y así fue.
Calcule mal. Pense que si me alejaba de mi vida iba a lograr tranquilizarme. Que los problemas y el dolor no me iban a alcanzar. Fui tonta al pensar así.
Es como si de tanto correr nos hubiesemos olvidado de caminar, entonces seguimos corriendo...
Me escape de mi... por lo que me converti en alguien que no era, por lo que nunca fui yo misma.
En algun momento equivoque mi camino, la dirección elegida sin una desición desidida, en algún momento deje de ir hacia donde yo quería y empece a caminar un camino trazado por otros...
Quien soy yo? Quien sos vos? Que estamos haciendo acá?... Las mismas preguntas sin respuestas que se amontonan en mi mente que no deja de correr.
No es sólo el cuerpo, la mente y el alma corren para no pensar, para que el sufrimineto y el dolor no se alimenten de sueños rotos y fracasos acumulados...
Poco a poco mi ceguera se tropieza con luz, muy pequeña al principio, pero que se empieza a expandir, calentando el frío de mi corazón... Poco a poco empiezo a creer nuevamente...

XXX

Nova Moebius.