sábado, agosto 2

Sueño

Cual es el dolor y cual es la mentira?
Es que es tan estrecha la distancia que separa lo real de lo ficticio. Un segundo. Un momento. Un parpadeo.
Y la mariposa abre sus alas y se mueve al compás del viento y corro detrás pensando en no perderla.
Y cruzo el umbral de mi puerta y otra vez el palacio se alza ante mi. Mis piernas flaquean ante la luz destellante, mis manos sujetan las rosas que se desvanecen poco a poco.
Puertas que se abren y y ventanas que se cierran. La brisa que llora y la lluvia que canta... De nuevo, otra vez, el mundo onirico abre sus eternas puertas.
-Aqui estoy Morfeo! Llename de lo que tanto te da nombre!
El eco repite sin sentido mi grito ahogado por mi torpeza. Caigo hacia delante y lloro como loca enamorada.
-Quiero ver tus ojos y tu alma... Consolar tu amargura y tu eterna tortura!
Creo escuchar una risa melancolica y sigo mirando a la nada, para no ilusionarme tontamente.
-Quiero ser sumisa ante tí. Un titere en tus manos; y que me lleves a conocer lugares jamás vistos por ninguna criatura aparte de tí!
Me paro torpemente y camino hacia el eco de mis plegarias. Reuso perseguir aquella frenetica risa, ahora maligna para mi.
Y en la oscuridad me guío por mis manos que tratan de reconocer algún camino en esta nada absoluta.
-Conoces mi mente, y sabes que solo tiene reflejo sino en tu mundo. Soy ya más parte del sueño que de lo físico!
Caigo por segunda vez, es que tropiezo con mi propia ineptitud. Y aunque trato de seguir, mi cuerpo no responde a mis deseos. Y maldigo mi tormento propiamente buscado.
Pero mi recompenza son tus ojos. Tan oscuros como el mismo ebano.
Y corro el último trecho. Corro por un jardín nevado a encontrarme con amigos imaginarios. Me sonrien y me abrazan. Pero incluso yo... se que esto tampoco es real.
Lo supimos desde que nos conocimos. Estabamos conectados. Almas destinadas por el desafio. Tu sueño, mi pesadilla... ambas destinadas al abismo.
Y soy abrazada por esos brazos helados que tanto calor me provocan, y su boca exala una sola pregunta. Soy yo esta vez el malvado?
Trato de darme vuelta pero el me lo impide y continua hablando como si estuviera solo. Ya nadie nos hara daño. Porque ningún realista pisoteara con verdades nuestras ilusiones.
Mi cuerpo cansado cae sobre el suyo. Me sostiene fuerte pero escucho por debajo su risa electrificante.
Sonrio y cierro los ojos. Ya no me preocupa despertar. Porque se que el estará sosteniendo mi mano.

XXX

Nova Moebius.